La tía coñazo es un COÑAZO de mucho cuida´o, aparece cuando menos la necesitas, bueno qué digo, no la necesitas nunca pero es tan inoportuna como molestosa. En cierto modo, ¿quién no ha sido alguna vez o será “tía coñazo”? nos escondemos en distintos nombres pero al final nos resumimos todas en uno. Os pongo en situación “grabeitatorianos”, imaginad, una noche de verano maravillosa, quedas con el o la que te gusta (esto ya a gusto del consumidor), os estáis comiendo un helado de fresa con chocolate, bueno qué coño, os coméis de muchas maneras que aunque no pasen del helados se sienten, están en el ambiente. A él le suena el teléfono, lo mira y sonríe y tú que te mueres por saber quien le ha llamado, disimulas para no ir aireando por ahí que eres igual de curiosa que todas las demás, así que entretanto miras la cucharita del helado lo saboreas un poco y esperas a que el espécimen con el que pasas una noche suelte prenda. Tarda, pero habla, no falla, y te dice: “mi ex” y tú, tan delicada y modesta como siempre piensas: “¿tu quéeeeee?”, si, si, porque eso se piensa pero no se dice, lo que se dice es…. bueno decir, decir, nada, mejor pones una cara rebosada en almíbar. Ahora, se siente confiado entonces es cuando te dirá: “sí, es que somos amigos, la cosa termino bien y es mi mejor amiga” y tú de nuevo te preguntas: “que sois qué, que terminó cómo” no sales de tu asombro, pero vuelves a callarte, ahora la respuesta es una interjección que ni afirma ni niega, vamos, que la usas pa´salir del paso y dices: “aaaah” esto suele ir acompañado de una sonrísita íntima de las que se emiten cerca, cuanto más cerca más lejos estareis. Ahora lo que tienes en mente es mirarle cuanto antes sus redes sociales, lo tienes en mente y lo haces y ves que la “ex -amiga” que cada vez tiene menos de “ex” y de “amiga” le escribe posts, le hace fotos, le envía mensajes y eso no es lo peor, lo peor es que los contesta. Se hacen invitaciones mutuas porque son muy buenos amigos, los mejores confidentes, y yo, que si me río de lo primero ni os cuento lo que hago con lo segundo y pienso: ¿qué hace alguien como yo, en un sitio como este, con éste perdiendo el tiempo?. Sal de aquí, ya te acabas el helado con el perro.
G.R.
