martes, 8 de noviembre de 2011

Soberbia ...


Ella mira con ojos de poder. Dan miedo porque ves mucho a través de ellos y lo que refleja es nada. La misma nada que sutilmente te atrapa sin consuelo y te vuelve marioneta entre sus garras. Hubo un tiempo en el que la creí. La creí con la pasión de un enamorado, con la ingenuidad de un niño y con la vulnerabilidad de un ignorante. Yo no era más que eso. El punto y aparte de muchas cosas hasta que llegó ella. Una mujer que se sabe de bien, que se supera en cada palmo de su vida. Alguien de extremos, de excesos. La única entre un millón. Era todo lo superior, no era “ella”, era mi “ella”. La que me volvía del revés en la estabilidad, la que me rompía el alma ante los demás, la jefa de la manada de sus ex. La primera y última en destrozar con sonrisas cualquiera de mis teoría. La que pasa por mi vida sin perdón. La única capaz de llamarme ahora y hacer jirones con cada una de mis ganas…
Gracia Rodríguez.-

2 comentarios:

  1. Veo un antes y un después con esta entrada. Escrito desde la madurez que da la experiencia. Cada día creces más, no sé cuán grande puedas llegar a ser pero me da miedo pensarlo. Nos estás haciendo pequeñas. Un abrazo.

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  2. Gracias. He tardado cuatro años en leer este comentario. Un placer :)

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