Reconozco esa mirada. Tenías una parecida cuando te conocí. Podía ver a través de ti y eso sólo pasa con personas como tú. Veías el mundo de una manera tan diferente a mí que te hacía único. “No más planes”, ¿recuerdas?, nunca te lo dije pero si supieras lo que me gustaba oírte decir eso. No sé si eran tus ojos. La forman que tenían al sonreír no la he visto en ningunos otros, o era tu voz, creo que fue ella la que me enamoró de ti. En ocasiones aún la imagino. Sí, ya lo sé, no tengo solución. Pero tú eso ya lo sabías antes de conocerme. Yo, por mi parte, quiero que sepas que me sigo aburriendo en las fiestas en las que no estás tú y continúo escribiendo tu nombre en las servilletas de papel, a veces al derecho, otras del revés, pero siempre igual. No sé si te lo he dicho ya, pero siempre me gustó, es precioso. Tu nombre simplemente es un mero transmisor de lo que hay detrás de esas letras y lo que hay, mi amor, es indescriptible (…) Perdona suena el teléfono. Esta noche salimos. Tú con… Yo con… pásalo bien, amor, aunque conociéndote seguro que ya acabarás haciendo lo que haces siempre (y lo que más me gusta) lo que te da la gana.
Gracia Rodríguez-
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